El encargo, para un director de cine, requería de un minucioso estudio del programa de necesidades y un atractivo espacio de representación, corazón de la vivienda.

La propuesta consiste en un volumen sencillo que, en planta baja incorpora el exterior en el interior de la vivienda, y, en planta alta, se vuelca hacia el exterior en busca de las mejores vistas del Atlántico, apareciendo la cordillera de Anaga, como telón de fondo.

El espacio diáfano interior incorpora en horizontal la zona exterior de la vivienda y en vertical, gracias a la doble altura propuesta, hace suya la luz cenital. De esta forma, la luz se convierte en un elemento constructivo más de la vivienda, en dónde, su materialidad, da sentido al espacio, casi representativo, que se propone.

La sinceridad de los materiales utilizados, hormigón, madera y vidrio, enfatizan la sencillez del proyecto y dialogan con el entorno.